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jueves, 11 de mayo de 2017

ESPACIO Y TIEMPO




En mis sueños me acechas como un fantasma,
Susurras en mi oído palabras luminosas,
Me inundas de guirnaldas de luz y de aroma,
Palabras nunca dichas.

En mis sueños te siento a mi lado ¡tan cerca!
Tu abrazo me arrulla,
Me transporta a lugares que nunca imaginé,
Fantásticos lugares irreales.

Cuando despierto me pierdo en tu recuerdo,
Pienso en ti pensando en mí,
Me veo reflejada en tu mirada perdida, de luz y sombra.
Y la realidad cae sobre mí, en esos momentos de sueño despierto.
Sola y desolada, abandonada en un mundo de realidad
Naufragando…

Pero después vuelves a mí
Noto tu mano en mi hombro,
Protegiéndome.
Y la realidad ya no me ahoga, porque estás conmigo
Y tus labios de aire me siguen susurrando
Que no estoy sola
Y me hablas de universos paralelos
Y de cómo, en algún lugar del tiempo, estamos tan juntos como ahora
Y de cómo en el espacio hay un lugar para nosotros
Y de cómo viajaste hasta mí, en tu vuelo de estrellas
Para que también aquí te sienta conmigo.
Me hablas de nuestra vida más allá de este mundo
Me dices que estamos juntos desde el inicio del tiempo
Vagando entre universos, encontrándonos en las nubes.

Y yo te recuerdo.
Sé que siempre te busco,
Y sé que siempre estuviste a mi lado.
A pesar del tiempo y de la distancia
A pesar del olvido y la lluvia.


Ya puedo dejar de buscarte, mi alma completa.
Puedo seguir adelante, tú siempre conmigo,
Tras tu vuelo, a través de las estrellas.
Los pies en la arena, las guirnaldas en mi pelo.
Mi corazón liberado, la búsqueda interrumpida
Rellenando el pozo vacío de mi alma.

Juntos, como siempre, en algún lugar del tiempo y del espacio.


martes, 4 de abril de 2017

Fe





Cada vez que me miras
Pienso que podría enamorarme de ti

Cada vez que me hablas
Pienso que podría enamorarme de ti

Porque tus ojos de tormenta, ardientes
Podrían derretir mi armadura de hielo, hecha de tantas lágrimas

Y tu voz, profunda y vibrante
Podría resquebrajar mi armadura de hielo, las lágrimas cayendo al suelo
Envenenando las flores

Cada vez que me miras
Podría pensar que me amas

Cada vez que me hablas
Podría pensar que estás enamorado de mí

Y te creeré, como un niño en Navidad
Creeré cada una de tus palabras, indefensa sin mi armadura

Me hablarás de aquellos ríos de China que quieres mostrarme
Y de tu vida, tan vacía hasta que me encontraste
Me hablarás de las estrellas
Me dirás lo distintas que son
Desde que me encontraste
Me hablarás de aquel lugar escondido en la Isla
Que tú descubriste
Y de cómo será nuestro refugio, y cómo llegaremos a él luchando con las olas en nuestro barco de velas rojas

Un amor como el nuestro
Nadie lo conoció

Y me hablarás de las montañas del Nepal
Aquella vez que fuiste, la maravilla
Y de cómo iremos juntos, a lomos del más blanco caballo, fundiéndose en la nieve
Y me hablarás de los anocheceres en Kenia
Tan radiantes, su aroma tan profundo
Que no serán igual
Cuando yo vaya contigo
De cómo creíste que eran una fantasía, mágicos, imposibles
Y no eran nada
Hasta que yo estuve contigo

Y te creeré, como un niño en Navidad
Creeré cada una de tus palabras, indefensa sin mi armadura
Cuando digas que me amas

Y me perderé en ti
Y sólo existirás tú
Y veré a través de tus ojos de tormenta, ardientes
Y sólo oiré tu voz, profunda, vibrante
Y no habrá nada más
Y te entregaré mi propio ser
Todos mis pensamientos serán para ti
Mi único tiempo será contigo
Cada aliento mío vendrá de ti

Te creeré
Cuando me digas que ya no hay ríos en China
Que ya no hay un lugar escondido en la Isla
Que ya no hay montañas en el Nepal
Que ya no hay anocheceres en Kenia
Ninguna vela roja, ningún caballo blanco
Todos desvanecidos, todos cenizas de un sueño que nunca será

Y ya no veré, sin tus ojos (de tormenta, ardientes)
Y ya no oiré sin tu voz (profunda, vibrante)
Y me devolverás mi propio ser, ahora tan vacío
Y todos mis pensamientos serán para ti
Y tú ya no estarás
Y todo mi tiempo será contigo
Y tú ya no estarás
Y cada aliento mío vendrá de ti
Tú sólo una ausencia

No me mires, mi amor
No me hables, mi vida
Porque pienso que podría enamorarme de ti




miércoles, 29 de marzo de 2017

El unicornio dormía




El Unicornio dormía en su prado de estrellas,
bajo la dulce luna dormía el Unicornio
La hierba se le acercaba.
Nieve, esmeralda y ámbar,
el unicornio dormía,
su marfil,  potente magia en su prado de estrellas
y la luna lo mecía con dulzura
y la hierba lo cubría con ternura
y las estrellas del prado brillaban con luz clara, suave y somnolienta para acompañarlo en su sueño,
Y leve brisa soplaba
Y la brisa acariciaba la espuma del unicornio,
Blanca melena de espuma de mares desconocidos
Y la hierba se esponjaba bajo su terciopelo blanco, blanco,
Tan blanco, el terciopelo de su cuerpo.

Y la luna lo mecía para hacer más suave su sueño,
Un sueño lento, bello, galante
De la eternidad del tiempo

Y la luna deseaba que su sueño no acabara
La luna lo deseaba
Que fuera un sueño infinito que el tiempo no deshiciera,
Como los flecos de un sueño que nunca hubiera ocurrido,
La luna tenía esperanza
No quería que del sueño despertara
Nieve, esmeralda, ámbar y mares
No lo quería la luna

Pero llegó el sol ardiente, insistente, arrebatado,
El sol llegó amenazante, imprudente, beligerante
Y reclamó su lugar
Como siempre hacía el sol

La luna nada podía, ante el sol
En su eterna batalla.
La luna sabía que nada podía
Ante una masa de ardiente fuego que todo lo destruía
La luna era paz, y sabía, y siempre y siempre sabía
Que era luna, que era paz,
Como era la guerra el sol. 

Y la luna, llorando, dejó su lugar al sol
Dura batalla eterna, que nunca podría ganar
Mirando al dulce unicornio la luna lloró

Y en el prado de estrellas entró el sol, que nada respetaba,
el sol que despertó a las estrellas, a la hierba, a la brisa, a los mares
El sol, que empezó a quemar la magia del terciopelo,
La espuma del mar
Nieve, esmeralda, ámbar y espuma de mar

Y despertó el unicornio de su lento y dulce soñar
Y miró a su alrededor
Y todo era sol y fuego
Y todo era realidad
Cuando sus lagos abrió el unicornio
Lagos del tiempo, lagos de sueño,
Lagos inocentes que el tiempo no pudo corromper
Lagos azules, brillantes, lagos eternos
Que todo habían visto
Su inocencia inmaculada que el tiempo no corrompió

Y miró a su alrededor
Y poco a poco, la nube del sueño su mente atrapó
Y una vez más se vio
Y vio doncellas blancas con halos dorados
Que se acercaban a él buscando consuelo,
Doncellas a quienes permitía su espuma acariciar
Y vio a aquel caballero, caballero bruñido de armadura de oro
Vio cómo el caballero mil dragones abatía
Con su lanza refulgente, de justicia
Y vio otros caballeros, hermosos, valientes, justos
Que luchaban contra el mal
Que defendían indefensas doncellas
Que se batían por ellas
Que sólo a ellas adoraban
Como se adora a una diosa en lejano templo encerrada
Y escuchó a aquel doncel, que penas de amores traía,
Buscando su eterno consejo
Y recordó cómo pudo reunirse con su amada,
Sus consejos del tiempo
Consejos que no entendían de dolor ni de amargura
El inocente unicornio de esto nunca entendió.
Y vio castillos erguidos como rocas en los montes
Y vio héroes, y vio damas, y vio a sus amigas las hadas
Y vio arco-iris y duendes y vio a su amada
Su amada, su eterna amada, desvanecida hace siglos
Su amada, su eterna amada, que quiso desvanecerse
Cuando comprendió que el mundo ya no era mundo, era Nada
Cuando vio que en esta Nada ya nadie los recordaba
Cuando vio que en esta Nada nada eran ellos
Cubiertos de olvido, cuando el mundo fue otro
Rodeados  de seres que no creían en nada,
que no creían en ellos,
De seres que pensaban
Que ellos nunca existieron
Que no eran más que un cuento, para los niños de Nada,
Para niños que creían
Para adultos que después olvidaban
Y no creían en nada

Y el unicornio, blanca espuma, lagos azules
Quiso seguir a su amada
Quiso con ella hacer el camino, el camino del olvido
Quiso con ella, siempre, eterna, desvanecerse también
Quiso irse con ella al Reino Olvidado
Con las hadas, con los duendes
Con las blancas doncellas de halos dorados
Con los hermosos caballeros de justicia
Y con aquella ave que conocieron
Que una vez y otra renacía
De sus cenizas
Y con aquellos dragones amenazantes que guardaban corazones buenos
Y con los hombres-caballo
Y con los chispeantes faunos
Y con el caballo blanco, que tan alto volaba

Pero no pudo el unicornio, blanca espuma, azules lagos
Lo intentó una y mil veces,
mil veces más lo intentó.
El mundo ya no existía, sin su amada
Un mundo que ya era Nada era, aún menos sin su amada

Y el unicornio lloró, lágrimas de hielo
Cayeron de azules lagos
La hierba las recogió
Y el sol, tirano, las derritió


Y el unicornio, blanca espuma, azules lagos
Sufrió la peor condena
Continuar su camino en el mundo de Nada
Existir por siempre, eterno,
Sin su amada
Sin nada
En el olvido por siempre de gente que no creía.
En la nada
Y las lágrimas de hielo caían desde sus lagos
Y a sus pies el charco crecía
Cuando el tirano las derretía

Pero al fin volvió la luna, triunfante, alegre, paz
Deseando envolverlo en feliz sueño
Al unicornio, blanca espuma, azules lagos
Y su prado volvió a ser su prado de estrellas
Y la hierba volvió a ser su mudo refugio
Y la suave brisa volvió a acariciar su espuma
Y la hierba se esponjó bajo su blanco terciopelo
Nieve, esmeralda, ámbar y mares

El unicornio existía


lunes, 27 de marzo de 2017

A veces


A veces, el tiempo vuela ante nuestros ojos llevando en sus plumas las cosas que nunca dijimos.

A veces, el pasado nos trae las vidas que nunca vivimos.

A veces, se nos aparecen en la noche todos nuestros sueños rotos, pedacito a pedacito, bailando ante nuestros ojos cerrados.

Y entonces, casi siempre, nos preguntamos dónde están esas palabras, quién vive esas vidas, quién guarda esos sueños enteros.

Y entonces, casi siempre, preferimos el olvido.

Y entonces, casi siempre, nos decimos que las palabras no dichas eran nuestras, de nadie más, y que murieron en el negro estanque de las palabras malgastadas.

Nos decimos, casi siempre, que la vida que vivimos es la nuestra, y que nadie está viviendo la que estaba destinada sólo a nosotros, y que las vidas no vividas mueren en un pozo profundo e inalcanzable (para que nadie las robe)

Y nos gusta pensar que los sueños se rompieron con un martillo de cristal y de lágrimas y nunca podrán volver a estar enteros.


Y seguimos viviendo nuestra vida olvidada.

sábado, 25 de marzo de 2017

EL ÁRBOL DE LA NIEBLA




Al pie del árbol, del árbol de verano, jugué de niña
Jugué de niña, con otras niñas,
Las risas llegaban al cielo, tan fuertes eran
Nuestros blancos vestidos volaban brillando
Alrededor del árbol de verano
Nos agarrábamos de las manos sobre la hierba verde
Y alrededor del árbol éramos un anillo, un anillo blanco, en continuo movimiento
Alrededor del árbol de verano

Al pie del árbol, del árbol de noche, creí ser mayor
Y de noche nos reuníamos, mis amigas y yo
Y al pie del árbol nos sentábamos y charlábamos, y charlábamos
Y charlábamos hasta el amanecer
Vestidas con nuestros pantalones, fumando cigarrillos de mayores
Y sabiendo línea por línea todas las líneas de nuestras vidas
Que ya sabíamos
Alrededor del árbol de noche

Al pie del árbol, del árbol del atardecer, te conocí
Y no estabas en ninguna línea de mi vida
Que tan bien conocía
Y a ti te conocí, al pie del árbol del atardecer
Y mi corazón latió, y mi corazón volaba
Y mi corazón no cabía en mi pecho y se escapó
Volando con sus alas de fuego, al pie del árbol del atardecer
Y lo atrapé y en una jaula de oro lo guardé
Y a ti te la entregué, para que tú guardaras
Mi corazón, que había volado
Al pie del árbol del atardecer

Y al pie del árbol, del árbol del anochecer, te reconocí
Y vi tu mirada, mirándome a mí
Y descubrí que me descubrí, descubriéndote a ti
Y pensé que nada sabían los poetas del amor
Porque no conocían el mío por ti
Y al pie del árbol del anochecer te di todo mi ser
Porque era tuyo ya, mío no,
Al pie del árbol del anochecer


Al pie del árbol, del árbol de mediodía, te esperé
Te esperé mientras regabas mi corazón,
En su jaula de oro
Te esperé mientras lo cuidabas y lo hacías florecer de rosas con tu amor
Tu amor por mí,
Y te esperé y por fin llegaste y sentí mi corazón florecer, y sentí su rápido latir
De fuerza
De la fuerza de tu amor
Al pie del árbol de mediodía

Al pie del árbol, del árbol de niebla, llegaste tú
Y me trajiste mi jaula, con mi corazón
Te aburría cuidarlo, a mi corazón
Ya no lo regabas, ya no florecía, estaba marchito
Mi corazón
Y ahí me lo dejaste
Al pie del árbol de niebla

Al pie del árbol, del árbol de otoño, el tiempo pasó
Y yo miraba, miraba el camino por donde tú venías
Pero sólo había niebla
Y el tiempo pasó
Y el corazón se deslizó de su jaula, tan marchito
Y el tiempo pasó
Y por un instante, un breve instante, dejé de mirar el camino
Y encontré un rosal, en el lugar donde mi corazón había caído
Y ya no estaba marchito
Y las rosas eran más rojas que el color rojo
Y su aroma era más dulce que el dulce más dulce
Y entró en mi cuerpo
Al pie del árbol de primavera