Escribo cosas. Cosas que se me aparecen de repente y me piden que las guarde. Algunas veces, estas cosas son historias largas; otras veces son historias muy cortitas y otras pueden ser poemas. En algunas ocasiones, se ponen tiernas y en otras se ponen graciosillas. En todas las ocasiones están escritas porque, de alguna forma, me parecería mal no cumplir con su petición. Espero que os gusten. (A veces se me aparecen en español, otras en inglés y otras en los dos idiomas)
viernes, 31 de marzo de 2017
jueves, 30 de marzo de 2017
The unicorn was sleeping
The unicorn was sleeping in his meadow of stars,
Under the sweet moon, the unicorn slept
The grass got embraced him.
Snow, emerald and amber,
The unicorn slept,
His ivory, powerful magic in his meadow of stars
And the moon sweetly rocked him
And the grass tenderly covered him
And the stars in the meadow shone a fair, soft and sleepy light
To accompany him in his sleep,
And a light breeze flew by
And the breeze caressed the unicorn’s foam,
Long mane of foam from unknown seas
And the grass became fluffy under his white, so white velvet
So white, his body of velvet.
And the moon rocked him to make his dream more tender,
A slow, beautiful, gallant sleep
Made of eternity
And the moon wished his dream never ended
The moon wished
It was a never-ending dream, that time could not undo,
Like the fringes of a dream that had never happened,
The moon had hope
She did not want him to wake up from the dream
Snow, emerald, amber and seas
The moon did not want it
But the sun arrived, burning, insistent, hasty,
The sun arrived, threatening, reckless, belligerant
And he claimed his place
As the sun always did
The moon had no power, against the sun
In their eternal battle.
The moon knew she had no power
Against a mass of burning fire that destroyed everything
The moon was peace, and she knew, and she forever knew
That she was moon, she was peace
While was the sun a war.
And the moon, weeping, left her place to the sun
Eternal, hard battle, that she could never win
Watching the sweet unicorn, the moon cried
And to the meadow of stars, arrived the sun, that respected nothing,
The sun that woke the stars, the grass, the breeze, the seas
The sun, that started burning the magic of the velvet,
The foam of the sea
Snow, emerald, amber and sea foam
And the unicorn woke from his slow and sweet dream
And he looked around
And everything was sun and fire
When his lakes the unicorn opened
Lagoons of time, lagoon of dream
Innocent lagoons that time could not corrupt
Blue, shinning, eternal lagoons
That had seen everything
Immaculate innocence that time did not corrupt
And he looked around him
And slowly, the cloud of sleep owned his mind
And he saw himself once more
And he saw white maidens with golden halos
Who approached him, looking for comfort.
Maidens that were allowed to caress his foam
And he saw that knight, that knight shiny in his golden armour
He saw how the knight a thousand dragons slew
With his brilliant spear of justice
And he saw other knights, handsome, valiant, fair
Who fought the evil
Who rescued damsels in distress
Who battled for them
Who adored only them
As you adore a goddess locked in a faraway temple
And he heard that squire, with love woes
Looking for his eternal advice
And he remembered how the squire could reunite with his beloved
His advices of time
Advices that nothing knew about pain or grief
The innocent unicorn never knew about that
And he saw high castles arising from the mountains
And he saw heroes, and he saw maidens, and he saw his friends the
fairies
And he saw rainbows and goblins and he saw his beloved
His beloved, his eternal beloved, who wanted to vanish
His beloved, his eternal beloved, who vanished centuries ago
When she knew that the world was world no more, it was Nothing
When she saw that in this Nothing nobody remembered them
When she saw that in this Nothing, nothing were they.
Covered in oblivion, when the world became another
Surrounded by people who believed in nothing
By people who believed that they never existed
That they were nothing but a tale, for the children of Nothing,
For children who believed
For adults who then forgot
And believed in nothing
And the unicorn, white foam, blue lagoons
Wanted to follow his maiden
Wanted to take her path, the path of oblivion
Wanted, with her, eternal her, vanished away
He wanted to go with her to the Forgotten Kingdom
With the fairies, with the goblins
With the white maidens with golden halos
With the handsome fair men
And with that bird they once knew
Who was reborn once and again from his ashes
And with those threatening dragons who kept inside warm hearts
And with the men-horses
And with the scintillating fauns
And with the white horse, who flew so high
But he could not, the unicorn, white foam, blue lagoons
Suffered the worst condemn
To live his life in the world of Nothing
To exist forever, eternal,
Without his beloved
With nothing
In the never ending oblivion of people who did not believe
In the nothingness
And tears of ice fell from his lagoons
And the pool grew at his feet
When the tyrant melted them
But finally the moon came back, triumphant, gleeful, peace
Wishing to envelop him in a happy dream
The unicorn, white foam, blue lagoons
And his meadow was once again a meadow of stars
And the grass was once again a silent haven
And the sweet breeze once again caressed his foam
And the grass became fluffy under his soft velvet
Snow, emerald, amber and seas
The unicorn existed
miércoles, 29 de marzo de 2017
El unicornio dormía
El Unicornio dormía en su prado de estrellas,
bajo la dulce luna dormía el Unicornio
La hierba se le acercaba.
Nieve, esmeralda y ámbar,
el unicornio dormía,
su marfil, potente magia
en su prado de estrellas
y la luna lo mecía con dulzura
y la hierba lo cubría con ternura
y las estrellas del prado brillaban con luz clara, suave y
somnolienta para acompañarlo en su sueño,
Y leve brisa soplaba
Y la brisa acariciaba la espuma del unicornio,
Blanca melena de espuma de mares desconocidos
Y la hierba se esponjaba bajo su terciopelo blanco, blanco,
Tan blanco, el terciopelo de su cuerpo.
Y la luna lo mecía para hacer más suave su sueño,
Un sueño lento, bello, galante
De la eternidad del tiempo
Y la luna deseaba que su sueño no acabara
La luna lo deseaba
Que fuera un sueño infinito que el tiempo no deshiciera,
Como los flecos de un sueño que nunca hubiera ocurrido,
La luna tenía esperanza
No quería que del sueño despertara
Nieve, esmeralda, ámbar y mares
No lo quería la luna
Pero llegó el sol ardiente, insistente, arrebatado,
El sol llegó amenazante, imprudente, beligerante
Y reclamó su lugar
Como siempre hacía el sol
La luna nada podía, ante el sol
En su eterna batalla.
La luna sabía que nada podía
Ante una masa de ardiente fuego que todo lo destruía
La luna era paz, y sabía, y siempre y siempre sabía
Que era luna, que era paz,
Como era la guerra el sol.
Y la luna, llorando, dejó su lugar al sol
Dura batalla eterna, que nunca podría ganar
Mirando al dulce unicornio la luna lloró
Y en el prado de estrellas entró el sol, que nada respetaba,
el sol que despertó a las estrellas, a la hierba, a la brisa, a
los mares
El sol, que empezó a quemar la magia del terciopelo,
La espuma del mar
Nieve, esmeralda, ámbar y espuma de mar
Y despertó el unicornio de su lento y dulce soñar
Y miró a su alrededor
Y todo era sol y fuego
Y todo era realidad
Cuando sus lagos abrió el unicornio
Lagos del tiempo, lagos de sueño,
Lagos inocentes que el tiempo no pudo corromper
Lagos azules, brillantes, lagos eternos
Que todo habían visto
Su inocencia inmaculada que el tiempo no corrompió
Y miró a su alrededor
Y poco a poco, la nube del sueño su mente atrapó
Y una vez más se vio
Y vio doncellas blancas con halos dorados
Que se acercaban a él buscando consuelo,
Doncellas a quienes
permitía su espuma acariciar
Y vio a aquel caballero, caballero bruñido de armadura de oro
Vio cómo el caballero mil dragones abatía
Con su lanza refulgente, de justicia
Y vio otros caballeros, hermosos, valientes, justos
Que luchaban contra el mal
Que defendían indefensas doncellas
Que se batían por ellas
Que sólo a ellas adoraban
Como se adora a una diosa en lejano templo encerrada
Y escuchó a aquel doncel, que penas de amores traía,
Buscando su eterno consejo
Y recordó cómo pudo reunirse con su amada,
Sus consejos del tiempo
Consejos que no entendían de dolor ni de amargura
El inocente unicornio de esto nunca entendió.
Y vio castillos erguidos como rocas en los montes
Y vio héroes, y vio damas, y vio a sus amigas las hadas
Y vio arco-iris y duendes y vio a su amada
Su amada, su eterna amada, desvanecida hace siglos
Su amada, su eterna amada, que quiso desvanecerse
Cuando comprendió que el mundo ya no era mundo, era Nada
Cuando vio que en esta Nada ya nadie los recordaba
Cuando vio que en esta Nada nada eran ellos
Cubiertos de olvido, cuando el mundo fue otro
Rodeados de seres que no
creían en nada,
que no creían en
ellos,
De seres que
pensaban
Que ellos nunca existieron
Que no eran más que un cuento, para los niños de Nada,
Para niños que creían
Para adultos que
después olvidaban
Y no creían en nada
Y el unicornio, blanca espuma, lagos azules
Quiso seguir a su amada
Quiso con ella hacer el camino, el camino del olvido
Quiso con ella, siempre, eterna, desvanecerse también
Quiso irse con ella al Reino Olvidado
Con las hadas, con los duendes
Con las blancas doncellas de halos dorados
Con los hermosos caballeros de justicia
Y con aquella ave que conocieron
Que una vez y otra renacía
De sus cenizas
Y con aquellos dragones amenazantes que guardaban corazones
buenos
Y con los hombres-caballo
Y con los chispeantes faunos
Y con el caballo blanco, que tan alto volaba
Pero no pudo el unicornio, blanca espuma, azules lagos
Lo intentó una y mil veces,
mil veces más lo intentó.
El mundo ya no existía, sin su amada
Un mundo que ya era Nada era, aún menos sin su amada
Y el unicornio lloró, lágrimas de hielo
Cayeron de azules lagos
La hierba las recogió
Y el sol, tirano, las derritió
Y el unicornio, blanca espuma, azules lagos
Sufrió la peor condena
Continuar su camino en el mundo de Nada
Existir por siempre, eterno,
Sin su amada
Sin nada
En el olvido por siempre de gente que no creía.
En la nada
Y las lágrimas de hielo caían desde sus lagos
Y a sus pies el charco crecía
Cuando el tirano las derretía
Pero al fin volvió la luna, triunfante, alegre, paz
Deseando envolverlo en feliz sueño
Al unicornio, blanca espuma, azules lagos
Y su prado volvió a ser su prado de estrellas
Y la hierba volvió a ser su mudo refugio
Y la suave brisa volvió a acariciar su espuma
Y la hierba se esponjó bajo su blanco terciopelo
Nieve, esmeralda, ámbar y mares
El unicornio existía
lunes, 27 de marzo de 2017
Sometimes
Sometimes, time flies before our very
eyes, carrying on its feathers all the words unsaid.
Sometimes, the past brings us all the
lives unlived.
Sometimes, all our broken dreams haunt us
in the night, dancing before our closed eyes, piece by piece.
And then, almost always, we wonder who
said those words, who lived those lives, who kept those whole dreams.
And then, almost always, we prefer
oblivion.
And then, almost always, we say to
ourselves that the words unsaid were ours, no one else’s, and that they died in
the black pond of the wasted words.
We say to ourselves that the life we live
is only ours, and that no one is living the one that was destined only to us,
and that all the unlived lives die in a deep and unreachable well (so that
nobody can steal them)
And we like to think that the dreams were
broken with a hammer made of crystal and tears, and that they could never be
whole again.
And we go on living our forgotten life.
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